martes, 5 de marzo de 2024

jueves, 6 de abril de 2023

Podríamos estar delante de la Capilla Sixtina del Esgrafiado Gallego.

 



Javier Quiñoy, arquitecto del Concello de Viana do Bolo, me mandó un correo comentándome su interés por mis investigaciones sobre el esgrafiado gallego e incluyó la ubicación de una fachada con esta decoración que localizara en el Catastro. Enseguida contacté con el investigador y divulgador cultural ourensano, Javier Torres y decidimos acercarnos hasta el lugar.



Lo que no sabía y probablemente ni se imaginaba Javier que en el patio interior de la casa y antigua escuela unitaria del pueblo, estaba también decorada, pero con unos elementos que nos dejaron sorprendidos, hasta el punto de afirmar que estábamos delante de un descubrimiento arqueológico de gran valor patrimonial, por los elementos inéditos localizados hasta la fecha. Para que lo comprendáis , nos sentimos como sí estuviéramos viendo la Capilla Sixtina de los esgrafiados gallegos. Los elementos figurativos y el bestiario nos llevaban a entender que se trataba de un propietario que había viajado mucho y que en las paredes de su casa dejó la huella de sus innumerables aventuras.




Lo importante de todo trabajo de campo es intentar obtener la mayor información posible de los vecinos del pueblo y realizar una exhaustiva y detallada observación participante. Y allí estaba la señora Nieves, vecina del inmueble en estudio, que resultó ser la mejor informante. 



Después de contarnos la historia de la casa y de sus moradores realizamos una fotogrametría con tres tipos de cámaras y objetivos. La señora Nieves seguía su relato mientras que nuestras cámaras no paraban de hacer fotografías confirmando y perpetuando este importante hallazgo y disfrutando con detalle y más detenidamente estas obras de arte esquemático que teníamos delante de nuestras retinas.




Comenzó contándonos que la familia en cuestión había emigrado a Brasil , de ahí la figura de un barco, probablemente muy parecido al que lo llevó hasta esas tierras lejanas,  el busto masculino con sombrero indiano y otro busto tocado con un sobrero Kaiser o Casco prusiano, también utilizado por el ejército brasileño.




La observación detallada del primer panel nos permitió deducir que era un gran devoto de la religión cristiana y por ello aparece reflejada la figura de un monje medieval, postrado ante un Cristo Resucitado que se eleva sobre el Mundo. En la imagen del monje se aprecia  muy bien la Tonsura , una práctica de cortar el pelo específica del catolicismo medieval , abandonada por orden papal en 1972.


Figuras zoomorfas tan curiosas como las de un pez con grandes dientes que semeja un tiburón o muy probablemente se trate de un cocodrilo del pantano (caimán yacaré) perros, conejos y diferentes tipos de aves (pavos reales, palomas, gallinas, gallos). También nos encontramos con figuras antropomorfas en forma de bustos en los que se aprecian los dientes, ojos, bigote, pelo y la expresión facial. Otro de los adornos zoomorfos que más nos llamó la atención es la figura de un "elefante" con la trompa levantada como símbolo de buena suerte o protección, pero Javier Torres profundizó más en su análisis y determinamos que se trata de un tapir por sus cortas orejas y por estar más relacionado con la selva brasileña. 


También aparecen elementos de uso cotidiano como un recipiente que nos recuerda el "xarro" de vino típico de la Olería Rectoral de Gundivós , una corona , un trébol de cuatro hojas alado y un pipa. Ya muy deterioradas en los paneles traseros nos encontramos con imágenes incisas de edificaciones representando un pueblo, posiblemente  se trate de su  querida aldea que deja atrás para vivir en Brasil. y lo más importante es que la fecha de construcción 1928 coincide con la fecha de la realización de estas obras de arte del esgrafiado gallego.



Una de las características del Esgrafiado Gallego es que se trata de una decoración historiada ( López Sotelo, 2021) es decir, al igual que el arte románico, estas paredes esquemáticamente decoradas nos van relatando la vida y obra de sus moradores, si tenían poder adquisitivo, porque de ello dependía la mayor o menor exuberancia en la decoración y sobre todo el gusto por lo sencillo o por lo prepotente y ostentoso, en definitiva, este es el primer capítulo de esta historia, seguiremos investigando para poder escribir los capítulos que aún nos quedan. 




Ahora los tres confiamos en la madurez cultural de los responsables de su protección para que esta obra de arte se preserve y se conserve tal y como nos fue transmitida. Al menos en este blog ya  queda catalogada e inventariada como refrendo de su existencia.



Mar López Sotelo

Directora del Área de Historia y Antropología

Instituto Europeo Campus Stellae